La fiebre minera, se expande por todo el país, infectando
cada día a más y más regiones del territorio colombiano. Mientras los
gobernantes de cada región le dan la bienvenida a las multinacionales mineras,
pensando solo en las regalías que van a recibir. Dejan de lado el tema social, quizás
el más importante de todos las problemáticas que trae la bonanza minera a las poblaciones
colombianas.
El aspecto social, se
ve gravemente afectado por la bonanza minera, aunque la economía local se ve
altamente favorecida, por el incremento en los ingresos de los lugareños. Pero,
cuando a la gente se les da grandes sumas de dinero y no se les enseña a
invertir, rápidamente este dinero es despilfarrado.
Al no saber manejar sus finanzas, el campesino corre como
loco a gastar su dinero en lo primero que encuentre. Un caso muy particular ocurrió
en San José Del Nus, un corregimiento del municipio de San Roque (Antioquia),
en donde un hombre, que vendió su entable de mina, se dedicó a ofrecer un millón de pesos a la mujer que quisiera
pasar la noche con él. Este hecho deja evidenciado otro problema social muy
grabe en las poblaciones mineras, LA PROSTITUCIÓN.
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